miércoles, 12 de junio de 2013

Niños, iros a un Museo I: La Edad del Bronce


Guía- Bienvenidos niños al museo militar de Valencia, hay quien pensará que las armas y los ejércitos son malos, pero eso es mentira, gracias a ellos ayudamos en crisis humanitarias, intervenimos en conflictos extranjeros, mantenemos bajos los precios del petróleo y nos podemos defender de los franceses, bueno basta de eufemismos idiotas, las armas no matan, las personas matan y vosotros sois personas ¿QUÉ OS HACE FALTA?

Niños a coro- ¡ARMAAAAS!

Guía- Ahora bien, no puedo daros armas hasta que no conozcáis su historia y su funcionamiento ¿A qué os empieza a gustar este museo?

(Los niños asienten entusiasmados.)

Guía- Empezaré a contaros la relevancia de las armas y de los ejércitos a lo largo de la historia empezando con la edad del Bronce, Erase una vez un poblado calcolítico dónde adoraban diosas madres y la gente trabajaba el campo en paz, pero un día unos nómadas malvados les hicieron una visita, les robaron la comida, violaron a sus mujeres y destruyeron sus ídolos.

El jefe visitó un poblado minero cercano, que era el que solía recibir ese tipo de turismo y vio que en vez de una empalizada de madera cutre como la suya, tenían una gruesa muralla de adobe.

Hicieron lo propio en el poblado y no volvieron a recibir visitas durante algún tiempo, pero un día volvieron los bárbaros y con un gran tronco golpearon la entrada hasta que abrieron el portón, se repitió la fiesta. El jefe, temiendo que lo derrocaran para poner a otro más joven y con el apoyo del sumosacerdote, que estaba perdiendo feligreses, envió a Cabronio, el listo del pueblo, a investigar como podían frenar las visitas no deseadas.
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Al poco tiempo volvió Cabronio con noticias y un pesado objeto, decía que desde que los otros poblados empezaron a adorar a dioses guerreros y a adiestrar soldados, los invasores recibían panas, y que gracias al trasto que había traído se podía derrotar a cualquier hombre y destruir cualquier arma.
El hombre sacó la espada de bronce, pegó un tajo a una lanza y la partió. El jefe se estremeció, con unas cuantas de esas podrían defenderse de los malvados bárbaros y volver a sus tranquilas vidas. ¿Pero cómo conseguirlas? ¿Cómo hacerlas?

Volvió a partir en misión de espionaje, con cuatro de los hombres más fuertes del pueblo, para hacerse con los conocimientos de esa misteriosa tecnología. Preguntaron y preguntaron, pero el secretismo era máximo, así que por el bien de las vidas de sus conciudadanos decidieron secuestrar al artesano que las hacía, lo llevaron al pueblo y lo interrogaron.

Resulto ser que mezclando el cobre del pueblo del artesano, con un poco del estaño del pueblo minero, se hacía este duro material. Pero los cobreños se negaron a venderles su preciado mineral, debido al secuestro de uno de sus habitantes y los estañeros, conocedores del potencial de la superioridad demográfica, de un asentamiento agrícola con afanes militaristas, fueron cautos y prefirieron venderles a otros.

Después de la cosecha, llegó el verano y a sabiendas de que los bárbaros aparecían por esas fechas, el Jefe  dejó a Cabronio al mando de la defensa, pudiendo contar con los hombres que quisiera. Cabronio buscó a los más fuertes y se dirigió al pueblo del estaño, por la noche saltaron las murallas, asesinaron al jefe, saquearon el pueblo en busca de mineral, pero ya lo habían vendido, así que Cabronio dejó a su hermano pequeño y a diez hombres para controlar la extracción y someter insurrecciones e hizo lo mismo con el pueblo del Cobre.

Muchos invadidos se unieron a él por miedo a perder sus vidas y cuando volvió a casa, mató al Jefe y a su familia, se proclamó rey y nombró nuevo sacerdote para que difundiera sus gestas. Por primera vez alguien controlaba todo el territorio, que se bautizó como Cabroncia.
Gracias al control de los tres poblados, la superioridad tecnológica y al control de los recursos estratégicos, los bárbaros fueron aplastados y su extirpe erradicada. Por fin pudieron vivir en paz y hacer turismo.
Niños- ¡BIEEENNN!

Guía- ¿Entendéis ahora la importancia de las armas y del ejército?

Niño idiota- Pero mi mamá dice que las armas son malas y que matan a gente.

Guía- ¿te gustan tus juguetes de plástico? ¿sabías que se fabrican con derivados del petroleo por niños esclavos chinos?

Niño idiota- Sí... ¿niños? ¿esclavos? ¿cómo?

Guía- Pues sin las armas, tu mamá no podría comprártelos, porque los rojos nacionalizarían todo el petróleo y tú acabarías trabajando en un taller de sandalias, 20 horas al día bajo la supervisión de un tal Cheng.

lunes, 20 de mayo de 2013

Experiencia de María José y José Luis en Mostar, Bosnia y Hercegovina


Después de más de 20 horas de viaje, llegamos a Mostar en autobús, el frío y nocturno paisaje invernal no hacía justicia a la belleza de los Balcanes, y más si hablamos de Bosnia, no era la primera vez que visitaba Mostar, pero a 30 grados al sol del verano, créanme, todo es más bonito y agradable para una pareja de valencianos, que no conocen el frío ni la noche sin contaminación lumínica.
Al llegar al Hotel a escasos metros del famoso puente viejo, descargamos maletas y utilizando mi rudimentario serbocroata, me pedí una cerveza, personalmente me la merecía, lástima que solo tuvieran cerveza croata o hercegovina… aunque sus vinos son de lo mejorcito que puedas probar. Mirando las mesas del restaurante del Hotel (que después sabría que también era nuestra sala de trabajo) vi a un pequeño grupo de gente hablando en inglés, me senté descaradamente y ahí puedo decir que comenzó el Training Course.
Turcos, macedonios, después un serbokosovar, hablando de la política educativa de sus respectivos países, ni libros, ni artículos, aprendiendo directamente de los protagonistas. Los diferentes discursos nacionalistas se entremezclaban entre desconocidos, por suerte puedo decir que conforme pasaban los días, ese espíritu nacional se diluyó para crear un ambiente multicultural, cada vez más coordinado a la hora de realizar las actividades programadas.
En un principio trataron de impulsar las aptitudes de la educación no formal, véase la adaptación al medio, diferentes conductas para aprender, enseñar o directamente a aprender a aprender. Obviamente tuvieron que instruirnos para diferenciar los tipos de educación a los que se enfrentan los seres humanos y trabajamos para valorarlos.
Otro aspecto importante fue el del asociacionismo, los derechos a asociación, reunión y manifestación que tan normales nos parecen a nosotros, realmente en las sociedades democráticas representadas están infrautilizados y la gente en la práctica desconoce las posibilidades de dichas personas jurídicas. Hablar de convivencia democrática en España puede parecer algo normal, pero en Kosovo, Turquía, Albania o Macedonia los retos a los que se enfrentan son épicos.
Conforme se presentaban las diferentes ONGs de los participantes, pude percibir que los problemas que nos parecen lejanos, extraños y tercermundistas, en nuestro país son en algunos casos más graves y evidentes que por ejemplo en Bosnia-Hercegovina, dándome la sensación de que mientras en el Este, la sociedad se organiza utilizando todos los medios que sus Estados de derecho ponen a disposición de los ciudadanos y son los propios ciudadanos activos y asociados quienes hacen bandera en el extranjero de sus problemas, en España esa labor parece realizarla únicamente la prensa, siendo la imagen de nuestro país muy sesgada y mediante un extraño sincretismo cultural, adaptada a las problemáticas propias de los diferentes países.
No niego la labor de las instituciones y ONGs españolas en España y en el mundo, pero admitamos que nuestra sociedad dista mucho de ser una sociedad activa y realmente consciente de lo que implica vivir en democracia.
Ahora admiro mucho más la labor de los diferentes Consejos de Juventud en Europa y todavía más, al conocer el de Mostar, que está trabajando desde su fundación por crear una ciudadanía local, dónde una invisible fuerza derivada de la herencia del odio y la guerra no lo pone fácil, pero por lo que he podido observar, lo han conseguido. Enhorabuena jóvenes de Mostar y especialmente a Darija, gracias por vuestro ejemplo.
El mejor momento para mí, fue cuando las catorce nacionalidades hicimos balance de la situación económica, política y social de nuestros respectivos países, mostrando y cotejando datos y experiencias, haciendo principal hincapié en la situación de la juventud y el desempleo juvenil, en eso también España está en la Champions.
Problemas como el nepotismo, el clientelismo, la corrupción, el trabajo negro o una sociedad pasiva crearon una complicidad que nos hermanaba pese a la distancia que nos separaba, pero la esperanza y el hecho de no estar solos, la posibilidad de proyectos comunes y la amistad nos ha brindado nuevos horizontes.
No todo era trabajo, durante tres noches organizamos fiestas culturales, nosotros fuimos prácticamente los únicos que no llevamos bandera, pero la horchata, els fartons, los chorizos, la sobrasada ibérica, nuestros vinos, la mistela, los turrones y el chocolate ya hicieron patria por si mismos. Entre danzas balcánicas y mucha rakia surgió algo mucho más fuerte que la simple convivencia.
También hicimos un recorrido por diferentes zonas emblemáticas de la Hercegovina bosnio-croata, una breve y entretenida ruptura de la rutina, pero lo mejor de Bosnia son y serán siempre los propios bosnios.
Ahora, una vez ya en España, tras otras tantas horas de viaje y tras compadecer a los pobres seres humanos que tienen que convivir con una de las peores lacras que sufre Europa, la nieve invernal. Doy gracias tras abandonar Zagreb con los zapatos bien empapados, de vivir cerquita de África.
¡Gracias Europa Jove!

lunes, 14 de enero de 2013

La profecía teleco



Hace unos días presencié un debate entre eminencias académicas de la ingeniería. Anonadado observaba y escuchaba (raro en mi, eso de escuchar). La sala de conferencias era la Tasca Olivense y birras en mano, mis colegas, debatían sobre la repercusión de su trabajo en el mundo, mientras depredaban las almendras tostadas del mixto de frutos secos. Increíble.


Uno que está de prácticas en Irlanda, comentaba que habían colocado un programa tipo excel a la Ford de Almussafes, para optimizar el rendimiento de la factoría, gracias a su labor, unos 20 carreteros se habían ido a la calle. Otro que ya lleva unos meses en Alemania y deduzco, que solo veremos por navidad durante unas décadas, resucitando el espíritu ludita, comentaba que poco a poco los humanos sobramos en la mayoría de los puestos de trabajo, ya que las máquinas están llamadas a sustituirnos. 



Comenzaron a poner ejemplos, el más vistoso era el de las autopistas, como decía un tercero. Antes, tropecientos trabajadores repartidos por toda la geografía, te cogían el billete, les pagabas y te daban el cambio o el recibo de la tarjeta, lógicamente no tardaron en aparecer los peajes automáticos de tarjeta, luego el chip, gracias al cual el cliente no tiene ni que parar... total, que al final lo que menos hay, son los cobradores de peaje. Pero según estos ilustrados personajes, los beneficios brutos de dichas empresas son mayores, mientras la plantilla es menor de una cuarta parte, de lo que era hace un año y medio...
Muy gráfico ¿no?

Mediante estos planteamientos, alcohol y cacahuetes, llegaron a la conclusión de que cada vez va a haber menos empleo,  los empresarios, accionistas y directivos van a tener mas parte de la tarta, y que los causantes de todo eran ellos mismos, los ingenieros, ya que hasta los de limpieza serán sustituidos por máquinas o para optimizar, cada operario deberá tener limpio y desinfectado su lugar de trabajo haciendo uso de horas extras no remuneradas.

El mismo destino sentenciaron para el resto de empresas, industrias y comercios occidentales, ya que hasta la compra sale más barata por internet. Pero les salió la vena mesiánica y en pleno estupor etílico se pusieron manos a la obra a salvar el mundo.

La reducción de la jornada laboral a 4 horas permitirá duplicar los puestos de trabajo y reduciría el paro... La imposición de puestos laborales para ciertos  quehaceres también... Fijar las escandinavas remuneraciones máximas en base proporcional a las mínimas, para favorecer un reparto más equitativo de los ingresos...


Ahí intervine, planteando la siguiente reflexión (en base a sus planteamientos): Si vivimos en una sociedad de consumo de masas y la mecanización obedece a unos rendimientos de escala, cuyas inversiones solo son rentables si existe una demanda potente y fuerte, dentro de un mercado competitivo...  enviando a la calle a millones de trabajadores de todos los sectores, para producir más, y más barato ¿no conseguiremos cargarnos precisamente esa demanda, al bajar el número de consumidores, derivado del desempleo y por lo tanto, a largo plazo, reduciremos el mercado? 

El colega con residencia en Berlín, ya sea por los efectos de las últimas fases de la ingesta de alcohol o por un golpe de lucidez, profetizó de una manera rotunda, que sobra tanta gente por todas partes, que solo una tercera guerra mundial con una alta incidencia de daños colaterales, podría reparar el entuerto ¿o no se ha hecho así durante los últimos siglos?

Es ingeniero, solo lleva unos meses en Alemania, no quiero saber lo que piensa uno que lleve toda la vida.

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