Hoy he estado
hablando con compañeros de otro partido político, cargos orgánicos
concretamente; son un partido viejo de carácter nacional y sin
representación que por supuesto ha sacado más votos que UPYD en las
últimas elecciones. Me han ofrecido unirme y en contrapartida me he
visto obligado a preguntarles sobre su actividad a nivel local, ya
que son cientos en Valencia y nunca los he visto en una junta de
distrito y eso que su sede está a 200 metros de la junta de Ruzafa.
La respuesta ha sido
desconcertante, concretamente que la política local no es la base de
su partido y que ellos se organizan para cambiar las cosas a nivel
nacional; que en el momento político actual no toca (ni ahora ni
hace cuarenta años por lo visto). Es curioso que las palabras "moción", "PGOU", "propuesta de acuerdo" o "contencioso" les sonaran a chino
(guiño, guiño), tampoco sabían a qué órganos institucionales
corresponden los tres poderes, dónde reside la soberanía según la
Constitución, ni en qué estructuras podían participar como partido
sin representación. De hecho uno de los componentes ha hecho mofa de
todos estos conceptos tildándolos de “cosas legales”, que ellos
se dedican a “difundir su programa” y a “organizar la
organización para organizar las cosas” y las tres cosas que me han
dicho que organizaban han sido cuestiones puntuales en el ámbito
nacional a lo largo de la última década y campañas electorales.
Señores, esto sería
una anécdota si solo ocurriera en partidos marginales; la triste
realidad es que es así en todos los partidos políticos y estos dos
años de campañas electorales sin descanso han acentuado todavía
más el problema:
La mayoría de las
personas que conozco no se han dado cuenta de que centrándose en el
culebrón parlamentario, lo único que hacen es opinar de contenidos
de fácil acceso que ya vienen masticaditos desde todos los medios:
prensa, radio y televisión; de fácil polarización y
posicionamiento, en los que no pueden hacer absolutamente nada, destruyendo la poca conciencia y militancia política
que quedaba en las bases del activismo político:
Para qué centrarnos
en las cosas que podemos cambiar como ciudadanos y en las que podemos
participar directamente, teniendo que ir a juntas, a plenos, a
reuniones informativas o recurriendo a prensa de más baja difusión
“picando directamente la información” que va a repercutirnos en
el día a día y que nos va a generar una rutina de acción política
y un rodaje con el funcionamiento institucional: Registros de
entrada, seguimientos políticos, reuniones con formaciones,
secretarios y concejales. Pero cuya recompensa es nula a los ojos de
los medios aunque realmente forjen la base de un proyecto político
en el siglo XXI.
¿Para qué realizar
esa pedagogía política? Tal vez para tener una democracia saneada y
unos partidos en los que la militancia sirva para algo más que para
pegar carteles. Es muy bonito soñar con liderar un cambio político
en España sin pisar la trinchera que tienes frente a la puerta de tu
casa, luego pasa lo que pasa: los malos ganan y todos perdemos; pero
la gente contenta porque tiene muchos “me gusta” o “retuits”
en sus comentarios sobre esa noticia que ha salido por la tele o en
El País.